La estabilidad financiera sigue siendo frágil

29 Jun 2023

El Banco Central Europeo (BCE) lo tiene claro con la publicación de su último informe: las perspectivas para conseguir la estabilidad financiera continúan siendo frágiles. El estudio original, titulado Financial Stability Review, se hace eco de las tensiones bancarias detectadas fuera de la unión monetaria.

Las condiciones financieras cada vez más duras retan a las empresas, administraciones, y, por supuesto, a los hogares españoles. Los mercados financieros se tambalean por los desajustes de precios, la delicadeza de los fondos de inversión, la alta volatilidad, la baja liquidez y las excesivas valoraciones.

En un país en el que casa vez se recurre más a los créditos rápidos, las entidades de crédito se muestran fuertes. Sin embargo, el precio de las financiaciones, el desgaste de los activos y las tensiones bancarias detectadas fuera de la zona euro pueden afectar negativamente a la rentabilidad.

Cómo son las perspectivas financieras

Tal y como apunta el BCE, aunque las economías hayan mejorado un poco, el balance es malo debido a la incertidumbre en el crecimiento, la inflación y las duras condiciones ofrecidas para cualquier financiación. De las consecuencias no se libra nadie: ni los ciudadanos, ni las empresas ni las administraciones públicas.

Además, el informe apunta que un deterioro inesperado en las condiciones económicas o que las condiciones financieras se endurezcan más aún podría tener una consecuencia nefasta. Esta sería el desajuste de precios en los mercados inmobiliarios, en los financieros o en los dos al mismo tiempo.

Incertidumbre empresarial

El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, ha declarado que la estabilidad en los precios es imprescindible para conseguir una estabilidad financiera que perdure. Sin embargo, también apuntó que endurecer la política monetaria para bajar la inflación puede desestabilizar el sistema financiero.

Al analizar los puntos débiles, se comprueba que las empresas dentro de la zona euro tienen que afrontar las duras condiciones de financiación. A esto se une la incertidumbre en las perspectivas de negocio que ponen en riesgo a todas aquellas empresas que, tras la pandemia, vieron desplomarse sus beneficios y registrar sus deudas.

Los hogares perjudicados

La inflación y la subida de intereses perjudica a los hogares españoles, sobre todo a los de rentas más bajas. La población ve cómo se dinamita su poder adquisitivo y cómo se compromete su capacidad de devolución de créditos. En consecuencia, la demanda de préstamos hipotecarios se ha reducido en el primer trimestre de 2023.

El precio de la energía ha bajado durante los últimos meses. Esto ha hecho que el Gobierno sienta menos presión a la hora de financiar ayudas fiscales de apoyo. Aún así, los costes de financiación siguen siendo una cuestión que debatir por parte de las autoridades.

El mercado inmobiliario retrocede

Desde el BCE señalan que en el mercado inmobiliario se ha detectado una moderación en los precios. Hasta principios de junio, esos ajustes eran ordenados, pero podrían desestabilizarse con más subidas en los tipos de interés. Esto afectaría a los préstamos hipotecarios y haría que bajara la demanda.

Los inmuebles dedicados al comercio, por su parte, mantienen una desaceleración y unas financiaciones más severas, lo que los sitúa en situación de vulnerabilidad desde la pandemia. Su perspectiva de crecimiento económica es incierta y puede poner a prueba los fondos de inversión.

En cuanto a los fondos de inversión relacionados con inmuebles comerciales se refiere, casi no se habían visto afectados por las tensiones entre los bancos estadounidenses y suizos, situación que podría cambiar si los fondos necesitasen liquidez repentina. Esto podría obligarles a vender activos.

Entidades de crédito

Dentro de la zona euro, las entidades de crédito manifestaron su resistencia a la tensión gracias a la liquidez y esfuerzos de los años anteriores. Los tipos de interés más altos disminuían la cantidad de crédito y aumentaban los precios de financiación, lo que podría repercutir en la rentabilidad.

Con los tipos de interés altos, disminuyen los volúmenes de crédito y suben los costes de financiación, lo cual puede ser perjudicial para la rentabilidad. Por eso, ya se notan señales de deterioro de activos en las carteras de préstamos expuestos al sector inmobiliario comercial, a compañías más pequeñas y a los créditos al consumo.

Es probable que las entidades crediticias precisen destinar más fondos para cubrir pérdidas y ser capaces de gestionar los riesgos de sus créditos futuros. Es necesario, apunta el informe, que la banca esté unida y se consolide un sistema europeo que garantice los depósitos.

Para terminar, se ha querido constancia que las vulnerabilidades observadas en los sectores no bancarios necesitan una respuesta firme por parte de las autoridades. Solo así se daría confianza al sistema financiero y se tendría la capacidad necesaria para afrontar los riesgos que vayan surgiendo.