En qué usar un microcrédito
Antes de enumerar 5 hipotéticos casos en los que se podría usar el dinero concedido con un microcrédito, conviene saber qué es exactamente. Minipréstamo, microcrédito, micropréstamo, préstamo rápido… es posible que hayas oído hablar de él con diferentes nombres, pero la idea es siempre la misma.
Un microcrédito es una pequeña cantidad de dinero que se puede conseguir por distintas plataformas, la mayoría online, y nada tienen que ver con las entidades bancarias. En el caso de Avinto, por ejemplo, la máxima cantidad que se puede solicitar es de 850 €.
Podrías usarlo para infinidad de cosas: hacer la escapada más glamurosa del año, renovar tu fondo de armario sin pensar, redecorar tu casa con las últimas tendencias, comprar un anillo de compromiso… pero siendo realistas, suele pedirse para cubrir necesidades más básicas a las que no se llega en ciertas épocas de la vida.
Gastos con los que recurrir a microcrédito
Cuando se solicita un microcrédito, no se pregunta dónde o para qué se va a usar la cantidad prestada. La entidad que lo concede no va a entrar en valoraciones para determinar si te lo conceden a diferencia de los bancos. De hecho, con que cumplas los pocos requisitos necesarios y lo devuelvas en fecha es suficiente.
Cada usuario decide la cantidad que mejor le conviene y en qué invertirla. Lo más habitual: casa, imprevistos, gastos inesperados, viajes… Aunque la necesidad de pedirlo aparece a veces donde menos se espera. Estos son algunos de los gastos más habituales a la hora de pedir un crédito online (apunta otro nombre más).
La casa y sus suministros
Quien no lo haya pasado mal el último año en lo que a suministros se refiere, que levante la mano. El precio de la electricidad hace que se tambaleen la mayoría de los hogares españoles. Si en verano fue por el aire acondicionado, que se preparen los ciudadanos para calentar las casas este invierno.
Al precio de la luz y el gas hay que añadirle es resto que la vida sigue. Agua, teléfono, internet, compra, comunidad de propietarios, hipoteca o alquiler… sin mencionar los impuestos varios si eres propietario. Hay meses en los que para poder llegar a todo se necesita un extra, y ahí es donde aparece en escena el microcrédito.
Imprevistos o gastos extraordinarios
Hay un dicho que menciona eso de “no hay dos sin tres” cuando un electrodoméstico se estropea y es cierto. A los 10 años de vida, estos aparatos pueden fallar. Si se tiene en cuenta que en una vivienda suelen instalarse a la vez, es lógico que empiecen a fallar en cadena con el roto en el bolsillo que esto implica.
Antes de lanzarse a la sustitución, hay que verificar que la reparación no es posible porque muchas veces de descarta si tan siquiera haberse informado. En caso de no quedar otra opción, la compra de un electrodoméstico puede desestabilizar la economía doméstica de cualquiera.
Gastos extraordinarios hay tantos como te puedas imaginar. Una subida de miopía que requiera un cambio de gafas, una endodoncia, un tratamiento médico costoso que no cubra la Seguridad Social, el coche que te deja tirado… en fin, la vida misma que siempre sorprende con gastos cuando menos te lo esperas.
Tus vacaciones del año
Una vez al año no hace daño. Si tienes una economía muy ajustada, tampoco es plan que derroches en viajes cada puente si dejas sin cubrir otras necesidades, pero de vez en cuando la cabeza necesita desconectar. Esta desconexión necesita ser costeada de alguna manera, y el minicrédito es una de ellas.
En Avinto, por ejemplo, la primera vez que pidas uno, solo podrás llegar a los 350 €, así que, si tu idea vacacional es más ambiciosa, lo deberías hacer con el segundo que ya llega hasta los 850 €. Recuerda siempre que dispones de 30 días para devolver el préstamo a menos que lo aplaces con extensiones de crédito.
Matrículas varias
El saber no ocupa lugar, pero sí dinero. No quieres renunciar al conocimiento tuyo o de tu familia, pero eso implica gastos y un desembolso que nunca apetece. La carrera universitaria de los hijos, ese curso al que echaste el ojo hace un año y no te decides o una actualización laboral que necesitas para no quedarte atrás son algunos ejemplos.
Hay veces que no queda más remedio que abrir la cartera, pero en otros casos, hay recursos gratuitos, especialmente en formación, que son gratis o están subvencionados. Antes de pagar, mira a ver si encuentras algo de tu interés y, si no es así y tienes claro que ha llegado la hora de pagar, puedes recurrir a los minicréditos.
Ocio al que no quieres seguir renunciando
Hay que vivir y lo tienes claro. Bastante confiado estuviste en pandemia como para tener que seguir viviendo como un monje de clausura por falta de efectivo. Una cosa es derrochar y otra no poder salir de casa hasta que se alineen los planetas y no tengas ninguna sorpresa que desequilibre tu cuenta corriente.
Entradas de espectáculos, festivales, celebraciones que merecen la ocasión, cenas especiales o cualquier plan que se te pase por la cabeza es digno de un minicrédito siempre que tengas conciencia de que el dinero se devuelve. Un uso responsable de los créditos online es clave para no entrar en una espiral de morosidad.